LA CITA
Cuando
llegué, ya estaba allí.
Hacía
tiempo que pensaba en este día, ¡tanto tiempo sin vernos! Aunque me había
pedido que no dejara pasar mucho y así se lo prometí, pero me resistía a
cumplir la promesa.
Hace años
que nos conocemos. Fue algo circunstancial, imprevisto. Un día fui al encuentro
de otra persona y allí estaba. Surgió la conversación y cuando me di cuenta le
contaba mi vida, ¡con lo reservada que soy para eso! Empezó gustándome su charla fluida, sus preguntas certeras y la calidez de
su voz.
Ahora me
tiene atrapada, sabe cómo llegar hasta lo profundo de mi ser y yo me deshojo
como una margarita. ¡Cuánto placer siento al derramar mi interior y dejarlo
totalmente vacío…!
Todo el día
estuve pensando en la hora, que no se
vaya a hacer tarde, tampoco quiero llegar temprano para que no note mi
impaciencia. Mi pulso se acelera a medida que se acerca el momento.
Así que cuando llegué ya estaba allí y creí morir
al escuchar su voz que dijo bien alto:
¡¡ SIGUIENTE
!!
Isabel Mena
ya nos hiciste reir una vez, me alegra que te hayas decidido.
ResponderEliminarUn beso.
Es fantástico, me acuerdo cuando nos lo leístes por primera vez, un beso.
ResponderEliminar