La locución
latina «cogito ergo sum», que en castellano se traduce como
«pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso,
entonces existo», es un planteamiento filosófico de René Descartes
(1596-1650), el cual se convirtió en el
elemento fundamental del racionalismo occidental. Esta idea aparece tanto en sus Meditaciones Metafísicas como en el Discurso del Método.
La frase
completa en su contexto es:
“Pero en
seguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era
necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy era
tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes
suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como
el primer principio de la filosofía que estaba buscando.” (Descartes, Discurso del Método)
“He advertido
hace algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como
verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos
tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que
me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme
de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar
de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en
las ciencias…(…)…Todo lo que he
admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los
sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales
sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos
han engañado una vez…(…)…de todas las opiniones a las que había dado crédito en
otro tiempo como verdaderas, no hay una sola de la que no pueda dudar ahora.
(Descartes, Meditación
primera)
Y si existe algo que es el yo, entonces también puede existir la realidad de la cual el yo es un subconjunto y ciertamente lo real que hace concreto al yo. Esa es la base de la objetividad de la existencia.
Tal descubrimiento cartesiano sirve de piedra de toque para que la filosofía e incluso el pensamiento científico tengan cimentación racional y no metafísica.
El "yo pienso entonces (yo) existo" ha resultado básico para el desarrollo del pensar racional a partir del s. XVII. Será el pilar a partir del cual comenzará la “reconstrucción” del conocimiento.
JEAN-PAUL SARTRE: EL PUNTO DE PARTIDA
DEL EXISTENCIALISMO ES LA SUBJETIVAD DEL INDIVIDUO.
“En el punto de partida no puede
haber otra verdad que ésta: pienso,
luego soy; ésta es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí
misma. Toda teoría que toma al hombre fuera de ese momento en que se capta a sí
mismo es ante todo una teoría que suprime la verdad, pues, fuera de este cogito
cartesiano, todos los objetos son solamente probables, y una doctrina de
probabilidades que no está suspendida de una verdad se hunde en la nada; para
definir lo probable hay que poseer lo verdadero. Luego para que haya una verdad
cualquiera se necesita una verdad absoluta; y ésta es simple, fácil de
alcanzar, está a la mano de todo el mundo; consiste en captarse sin intermediario.
……Pero la subjetividad que
alcanzamos a título de verdad no es una subjetividad rigurosamente individual
porque en el cogito uno no se descubría solamente a sí mismo, sino también a
los otros. Por el yo pienso,
contrariamente a la filosofía de Descartes, y a la de Kant, nos captamos a nosotros mismos frente al
otro, y el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos. Así, el
hombre que se capta directamente por el cogito, descubre también a todos los
otros y los descubre como la condición de su existencia.
Se da cuenta de que no puede ser
nada (en el sentido que se dice que es espiritual, o que se es malo, o que se
es celoso), salvo que los otros lo reconozcan por tal.
Para obtener una verdad cualquiera
sobre mí, es necesario que pase por otro. El otro es indispensable a mi
existencia tanto como el conocimiento que tengo de mí mismo. En estas
condiciones, el descubrimiento de mi
intimidad me descubre al mismo tiempo el otro, como una libertad colocada
frente a mí, que no piensa y que no quiere sino por o contra mí. Así
descubrimos en seguida un mundo que llamaremos la intersubjetividad, y en este
mundo el hombre decide lo que es y lo que son los otros.
….Nosotros inventamos los valores,
esto significa que: la vida, a priori, no tiene sentido. Antes de que ustedes
vivan, la vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un sentido, y el
valor no es otra cosa que este sentido que ustedes eligen.”
(Sartre, el existencialismo es un humanismo)
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